miércoles, 25 de agosto de 2010

 

Los Cochinos Pesos.



Los cochinos pesos son los culpables del lamentable accidente de la mina San José, puesto que ella ya había sido cerrada por problemas graves de seguridad. Sin embargo el Sernageomín volvió a autorizar su explotación, sin que hasta la fecha se hayan entregado los fundamentos técnicos de esa decisión.

La apertura de la mina solo puede obedecer a los cochinos pesos que se pagaron para permitir su reapertura. Son los cochinos pesos que ganarían los dueños de la mina los que determinaron que continuase su explotación. Son también por los cochinos pesos que no se realizaron los necesarios trabajos de reforzamiento de la seguridad de la mina. Peor aún, según declaraciones de algunos ex trabajadores de esta mina, se comenzó a sacar mineral de los “puentes” que, obligatoriamente se tienen que ir dejando en la misma veta, a medida que se avanza en los socavones y niveles mineros.

Cuando el precio del cobre está a 3 o 4 dólares la libra de cobre, y el oro aún más caro, el valor de esos “puentes” justifica que se les explote, -siempre los cochinos pesos-, debilitándolos e impidiéndoles cumplir su rol de contención del cerro. La seguridad de la mina se debilitó por unos cochinos pesos. Esta mentalidad empresarial, -que ha dominado en nuestro país ya por más de 30 años, de ganar mucho y en poco tiempo-, la que también descuida totalmente el medio ambiente sin tener en cuenta la sustentabilidad de la economía en su conjunto.

Esto forma parte del comportamiento y pensamiento del “empresariado moderno”. El hilo conductor de este comportamiento, de esta “cultura”, de esta “ideología”, son los cochinos pesos, aparejado con el debilitamiento del rol del Estado. Los dueños de la mina San José son el ejemplo concreto de esa mentalidad empresarial hoy dominante: Por ganar más dinero ahora, extrajeron mineral de los puentes que le daban mayor seguridad a la mina, sin invertir ni en la seguridad de la explotación ni en la continuidad de la faena. Escogieron el pan para hoy y el hambre para mañana, porque ahora está excluido que la mina San José pueda continuar su explotación en el futuro.

Puede que las pérdidas para estos empresarios sean considerables, y todo por unos cochinos pesos en el corto plazo. Esta mentalidad de corto plazo y de ganancia fácil requiere de un Estado ausente: Por ello el Sernageomin no tiene el suficiente número de fiscalizadores, como tampoco los tiene la aduana para fiscalizar la exportación de concentrados, ni el SII para fiscalizar la tributación de las empresas mineras. El año 2003, en una Comisión Especial de Tributación Minera, el Senador Prokurica le preguntó a la Jefa de Fiscalización de Cochilco de cuantos inspectores disponía ese organismo para controlar las exportaciones de las empresas mineras. “Tres”, fue la respuesta. Miles de millones de dólares de exportaciones mineras eran fiscalizados por solo tres funcionarios, es decir, la nada misma. A todos los jefes de estos organismos del Estado se les preguntó por qué no tenían más fiscalizadores y la respuesta fue la misma: La falta de recursos. En un país minero, inmensamente rico como Chile, no es admisible que se diga que por falta de recursos que no se fiscaliza a la minería. Ya eso sobrepasa los cochinos pesos para colocarnos en un terreno político, donde los pesos ya no son cochinos ni son pesos: son dólares. ¿Cómo explicar que hace 50 o 60 años, en la gran minería solo se podía trabajar en turnos de 8 horas, y ahora, gracias a los gobiernos de la Concertación, se trabaja en turnos de 12 y más horas, con el consiguiente riesgo para la salud y la vida de los mineros? ¿Cómo consiguieron esto las compañías mineras? Quizás ya no estemos ante los cochinos pesos sino ante los corruptores dólares.



Julián Alcayaga
Economista

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domingo, 8 de agosto de 2010

 

Las Transnacionales mineras exigen...



Ya comentamos en su oportunidad lo positivo que fue que inmediatamente después del terremoto se discutiera en los medios de comunicación el aporte que las mineras debían entregar al financiamiento de la reconstrucción. Muchos políticos se pronunciaron por un aumento del royalty y eso despertó un tema que estaba dormido: no se les puede aumentar el royalty a las mineras porque gozan de una sorprendente invariabilidad tributaria.
Ni siquiera los parlamentarios que aprobaron el royalty del 2005 sabían que las mineras se beneficiarían de un statu quo fiscal hasta el año 2017. En ese aspecto el proyecto de reconstrucción del presidente Piñera, -que incluye un pequeño aumento del royalty a cambio de una prolongación de 8 años de la invariabilidad tributaria-, tiene el gran mérito de abrir la discusión pública sobre estos temas que las mineras mantenían en el más consumado secreto.
El Proyecto de Reconstrucción tiene otro gran mérito: ya nadie discute la legitimidad de aplicarle un royalty a las mineras. Piñera despertó un monstruo dormido y las mineras no están muy felices con ello. Quizás más importante aun: sacudió a la Concertación que ahora se opone fundadamente a prolongar la invariabilidad tributaria que antes había aprobado. Pero lo que es positivo para el país no lo es para las mineras. Por ello las transnacionales de la gran minería le están exigiendo al gobierno reparar el daño causado por este debate, reponiendo el proyecto de royalty original. No porque quieran aportar algo a la reconstrucción, sino porque quieren prolongar su invariabilidad tributaria. Ese es el objetivo.
La invariabilidad dura “sólo” hasta el 2017 y mientras más se acerque esa fecha más difícil le será extenderla al gobierno que suceda al de Piñera. Sobre todo si ese gobierno se apoya en un programa sustancialmente distinto al del actual gobierno de derecha. A medida que se acerque el 2017 van a ir en aumento la conciencia y la presión popular para que las mineras paguen una verdadera regalía minera de diez, quince o veinte por ciento sobre las ventas, muy lejos del actual impuesto específico de apenas 4% sobre las utilidades. Eso es lo que les preocupa a las mineras: el año 2017 aparece demasiado cerca y demasiado peligroso. De ahí que este gobierno deba resolver el problema que creó con su Proyecto de Reconstrucción.
¿Por qué ahora y no dentro de un año, o de unos meses? Porque a medida que se afiance el gobierno de Piñera la Concertación tendrá que diferenciarse, radicalizando sus posturas y alejándose de las políticas neoliberales que apoyó con entusiasmo o con indiferencia mientras estuvo en el poder. La oposición ni siquiera ha sido capaz de analizar las causas de su derrota electoral y aun no tiene claro lo que debe hacer, al punto que algunos parlamentarios dudaron en su rechazo al royalty.
Las transnacionales quieren aprovechar las vacilaciones de esos parlamentarios para reponer el royalty y la prolongación de la invariabilidad tributaria. Para ellas es ahora o nunca, y por eso exigen un nuevo proyecto de royalty ahora.

Julián Alcayaga O.
Economista

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